Si algo he aprendido el último tiempo es a advertir que además de que todos los seres humanos somos personas distintas con identidades que no se asemejan, también optamos por mirar la vida de distinta forma. Si, suena extraño que en el último semestre haya comprendido algo que esta más que implícito en las leyes de la vida, pero no lo es ya que a pesar de luchar siguiendo la marea de mis opiniones y mi libre pensamiento aún permanecía sujeta a esa idea de desencajar en el mundo, ese mundo tan aberrante en el que vivimos.
Yo misma era capaz de atormentarme por ser como soy, por desenvolverme como decidí ser desde hace tanto tiempo, puede que me sentía culpable por los reproches ajenos ante mi forma peculiar de tomar importancia a los asuntos. “Vamos, no es para tanto”; “¿Por qué le das tanta importancia?”; “¿No crees que estas exagerando?”.
Preguntas culposas desentrañando tormento en mi conciencia activa y pensante.
Ese es uno de los factores directos por los que en diversas situaciones X opte por no ser yo misma, por no apegarme a mi propia ética y sobre todo por intentar ser “coherente” como los demás lo son. Todo esto desenreda a mi notable descubrimiento, para mi lo es y para millones de seres es una tontería de una niña aburrida.
Cada cual le da la importancia determinada a las cosas, algunos le dan más importancia a los celos y otros no los creen necesarios por ejemplo, otros consideran que una falta de códigos entre amistades es un error que puede ser perdonado y otros en cambio toman eso como el pase directo al olvido.
Así es la vida, yo optaré desde hoy a pensar y darle importancia como yo crea conveniente, no me importa si me tomar de ridícula y mucho menos si me tachan de absurda. Voy a seguir mis ideales hasta morir.
Yo misma era capaz de atormentarme por ser como soy, por desenvolverme como decidí ser desde hace tanto tiempo, puede que me sentía culpable por los reproches ajenos ante mi forma peculiar de tomar importancia a los asuntos. “Vamos, no es para tanto”; “¿Por qué le das tanta importancia?”; “¿No crees que estas exagerando?”.
Preguntas culposas desentrañando tormento en mi conciencia activa y pensante.
Ese es uno de los factores directos por los que en diversas situaciones X opte por no ser yo misma, por no apegarme a mi propia ética y sobre todo por intentar ser “coherente” como los demás lo son. Todo esto desenreda a mi notable descubrimiento, para mi lo es y para millones de seres es una tontería de una niña aburrida.
Cada cual le da la importancia determinada a las cosas, algunos le dan más importancia a los celos y otros no los creen necesarios por ejemplo, otros consideran que una falta de códigos entre amistades es un error que puede ser perdonado y otros en cambio toman eso como el pase directo al olvido.
Así es la vida, yo optaré desde hoy a pensar y darle importancia como yo crea conveniente, no me importa si me tomar de ridícula y mucho menos si me tachan de absurda. Voy a seguir mis ideales hasta morir.